Una de las cosas incomprensibles de esta ciudad, un lugar delicioso donde poder estar, con salas de exposiciones, un lujo en medio de una ciudad demasiado provinciana y sin demasiadas cosas reseñables. Y con gente un mediodía de domingo, paseando, saludándose. Pero es como si estuviera ahí de tapadillo, como si realmente no tuviera todo el derecho de convertirse en un centro lleno de actividad, de vida... Ni un bar, información la justa, los empleados que trabajan suplen con su amabilidad las enormes carencias de lo que debería tener una voz propia como el Centro de cultura. Pero, teniendo en cuenta lo que pasa con la cultura por estas tierras, casi mejor ni decir nada, que lo mismo también acaban dando al traste con todo esto.
Hoy me han acompañado ElPez y Josemere, que quería ver
algunas exposiciones, sobre todo la muestra de fotografías de
Joseba Zabalza "Welcome to the garbage mountain".
Con eso de que está ahora de moda la
obsolescencia programada, eso de comprar y tirar y comprara para tirar luego, viene bien recorrer esas imágenes de quienes viven en las partes finales de ese proceso y de esa nueva orografía del desecho de una civilización opulenta. Estaba en la Sala de Armas. En la planta baja, que en la primera estaban los tres jóvenes artistas premiados: Mireya Martín, Iker Serrano y Alvaro Gil. El ayuntamiento sigue con sus
concurso para jóvenes artistas, afortunadamente, aunque luego la gente tenga que escapar y buscar vida en otros sitios porque por aquí en cuanto dejes de ser joven, lo tienes crudo. Bueno, y muchos otros jóvenes también. Y en la segunda planta estaba
Juan Carlos Pikabea.
Y luego al polvorín, donde estaba una propuesta ensoñadora, de Cote Saizar, "
Y cada uno con su nube...". Y de ahí al horno, viendo y escuchando las gotas de luz -o sombra- que caían del techo oscuro a un montón de marcos de cuadros, una instalación de Roberto Coromina.
Y en el pabellón de mixtos,
Pedro Salaberri, que siempre consigue apaciguar el agitado espíritu humano con sus ventanas, digo, sus pinturas. Arriba, más
jóvenes artistas. Igual un día pueden llegar a exponer abajo, o hasta llegar a vivir de su arte. Ojalá.
En los enlaces he puesto la parquísima información que da la web municipal sobre las exposiciones que tiene en la
Ciudadela (a la que llegar no es precisamente evidente...) ¿Para cuándo una web propia, con algo de información y a mano? Bueno, al menos veo en el google maps que el recinto ya tiene levantamiento en 3d, qué pocos siguen siendo los edificios pamploneses con volumen ahí en el mundo digital. Y mira que teniendo una facultad de arquitectura en la ciudad la mano de obra estaba asegurada... Y, todo un detalle, la wifi municipal que te da acceso en el recinto. Eso sí, con filtros morales incluídos que impiden visitar una simple página de nudismo. Ya saben, Internet Puritano Made In Pamplona.
Cosas humanas. Cultura le dicen, eso que desaparece a golpe de reducción presupuestaria y desidia y caciquismo oportunista.